octubre 22, 2012

20 de octubre: Día Internacional de Acción por la Despatologización Trans

Para hablar de género quiero partir recordando una cita de Karl Marx: El ‘hombre’ es un ser genérico no sólo porque en la teoría y en la práctica toma como objeto suyo el género, tanto el suyo propio como el de las demás cosas, sino también, y esto no es más que otra expresión para lo mismo, porque se relaciona consigo mismo como el género actual, viviente, porque se relaciona consigo mismo como un ser universal y por eso libre. Ahora bien, ¿por qué se estigmatiza tanto a las identidades trans?
Este sábado 20 de octubre es el Día Internacional de Acción por la Despatologización Trans. Distintas agrupaciones se reunieron en un congreso en Buenos Aires para dar la lucha por quitar las categorías que hacen referencia a la patologización de la transexualidad de la DSM –un manual diagnóstico de la Asociación Americana de Psiquiatría– y de la Clasificación Internacional de Enfermedades –CIE– de la Organización Mundial de la Salud.
Por otro lado, remover estas categorías de la CIE originaría que muchos trans no tengamos acceso a tratamientos hormonales o quirúrgicos gratuitos como nos avala la Ley de Identidad de Género aprobada este mayo pasado. Y aquí se abre el debate. La CIE es un documento que agrupa todas las categorías de enfermedades a través de las cuales las personas tienen acceso a la salud. Si se sacan todas las referencias a las cuestiones trans lo que va a pasar es que vamos a perder el acceso a esos procesos vinculados con la salud transicional. De todas maneras, siempre se puede pensar en un funcionamiento no patologizante de la CIE, que es lo que intentamos hacer. Lo que buscamos es el mayor índice posible de despatologización combinado con el máximo posible de acceso a la salud.
Todos estamos subordinados a un orden social. En el caso de las identidades trans estamos sujetos a un orden social y sexual que nos asigna un lugar de inferioridad, donde somos sujetos de derechos, pero debemos tener en cuenta que la igualdad ante la vida no es la igualdad ante la ley.
Si nos detenemos en eso, Argentina con la Ley de Identidad de Género es la primera y única que reconoce estas identidades.
Ahora veamos esta encuesta piloto realizada por el INADI sólo a 209 trans en La Matanza. El trabajo, paso previo a un estudio que se hará más adelante en todo el país, precisa que en materia de discriminación, los casos más frecuentes se han dado “en la vía pública”, de acuerdo con las respuestas dadas por el 84,7% de las personas encuestadas, y en el ámbito de la escuela (58,2%), en este caso de parte de sus propios compañeros de curso y, en menor grado, aunque también significativo, de parte de la autoridad educativa. El 76,6% declaró también haber sufrido algún tipo de violencia verbal o física por parte de la policía. Al especificar cuál fue el agravio más frecuente por parte de los uniformados, el mayor porcentaje (54%) hizo referencia a un combo compuesto por hechos de “extorsión, amenazas, maltrato y humillación”. Todo eso sin contar el promedio de vida de 35 años, que el 80% tiene como ÚNICA manera de sobrevivir la prostitución, etcétera.
Según la Ley de Identidad tenemos garantizados la salud, el trabajo y la vivienda:
En el ámbito de la salud la atención sigue siendo paupérrima, los médicos no están capacitados, las hormonas las entregan vencidas, hay falta de insumos en los hospitales públicos. Y esto es un problema general al cual no sólo estamos sometidos lxs trans sino la mayoría de la población. La política nefasta de los “centros de salud amigables” son una fantochada para emparchar un problema de fondo que es la falta de inversión en la salud (asesoramiento, insumos, etc). Y los únicos que se benefician con esos consultorios son los partidos políticos patronales que lanzan “áreas de diversidad” para lavarse la cara por izquierda mientras desembolsan millonadas a la Iglesia y la policía, utilizan a la gente trans para la foto y después “si te he visto no me acuerdo”.
Se habla de discriminación en ámbitos escolares y también de desconocimiento e ignorancia. ¿Cómo no va a existir si aunque esté vigente la Ley de Educación Sexual es ínfimo el porcentaje de escuelas donde esta se da y muchas veces los docentes que deciden impartirla son repudiados y hasta echados? Y todo sin tener en cuenta que esa educación sexual es básicamente heterosexista, dado que no hay lugar a otra orientación sexual.
En el ámbito laboral la situación no es mucho mejor. Podemos tener el DNI, con nuestra identidad y nuestra fotito, pero eso no garantiza que no exista transfobia, que no laburemos en negro, etc. Las leyes de flexibilización laboral siguen vigente, la tercerización laboral es algo a lo que está sometida la mayoría de los jóvenes, sean trans o no, aunque, digámoslo claramente, los trans somos los más pauperizados porque a aquellos que no cuenten con un sostén emocional o psicológico la única alternativa que les queda es (y esto es así) la calle. Claro que lxs trans somos lxs más oprimidxs, el ultimo eslabón de la cadena, porque aquellxs que no cuenten con un sostén emocional o psicológico, la única que queda, y esto es así: es la calle. O ser un número más en una tasa por suicidio adolescente.

Muchos creen que no existimos pero somos una gran parte de la población y queremos recalcar que no somos monstruos, que no padecemos ninguna enfermedad ni ninguna disfunción genérica, que no sufrimos ningún tipo de trastorno, que decidimos sobre nuestro cuerpo y construimos nuestra identidad día a día. Pero, así como hay mucha gente que se sigue amparando en la ideología heterosexista dominante impuesta por la Iglesia Católica, otros tantos queremos romper con ellos y construir una nueva forma de vivir. Una en la que los partidos patronales dejen de bancar a esta institución reaccionaria que se opone a que el aborto sea legal y así mueren trescientas mujeres por año, o a la policía asesina de la Cechu Montenegro y de la Momo. Queremos organizarnos para derribar este sistema opresor en cada lugar de estudio y de trabajo, apoyándonos en compañeras como Lorena Gentile de Kraft o Catalina Balaguer de PepsiCo y en compañeros como Raúl Godoy de Zanon o Segundina, de la comisión de mujeres de los ingenios azucareros del PTS que lucha contra la discriminación y la precarización laboral.
Porque la lucha por derribar este orden normalizador y patologizante debe ligarse a la lucha por acabar con este sistema heteropatriarcal, porque nadie más que nosotros debe decidir sobre nuestros cuerpos, nuestra identidad o nuestra sexualidad, porque, parafraseando a Trotstky, la vida es hermosa y hay que liberarla de toda opresión y estigmatización para vivirla plenamente.

Valeria Brites y Tomás Máscolo

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1 Carlos Rodríguez, “Día trans día”, en Página/12, 20/08/2012, de http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-201440-2012-08-20.html.

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