octubre 01, 2008

Telarañas de impunidad

*Soledad, estudiante de Cominicación Social

“Ultrajada cuna jujeña (todos sabemos pero nos negamos a hablar)” es un libro escrito por María Jamarlli, estudiante de abogacía de una universidad católica de Jujuy recientemente publicado en la provincia. En él expone lo que se denomina “Trata de Personas” en la provincia, un negocio que recauda millones de dólares por año gracias a las redes de prostitución, el tráfico de personas y el trabajo esclavo.
La explotación sexual, secuestro, tortura física y mental es una realidad que no se puede ocultar debido a los testimonios de las victimas, familiares y diversas organizaciones que se animan a denunciar el infierno que padecen cientos de mujeres.
Si bien coincidimos con la autora de que la trata es una de las máximas degradaciones que viven los que menos tienen, las mujeres pobres y las inmigrantes, obligadas a prostituirse, a permanecer a fuerza de amenazas y que acceden a estos negocios engañadas, no coincidimos en que una de las causas sea una supuesta idiosincrasia de la población, éste será un postulado que recorrerá la mayor parte del libro: “basta de ultraje a nuestra cuna, basta de la quietud que siempre nos caracterizó, basta de confiar en todos, nuestra naturaleza nos hizo llegar a esta situación” o, como se puede ver en el decálogo escrito por un profesor de la misma universidad: “ser abiertos, cordiales, francos, atentos, solo ha servido para que Jujuy, sea hoy, en la Nación, uno de los centros principales de víctimas de la desaparición, tráfico de personas…”. Creemos que las verdaderas causas de este negocio no es el “exceso de confianza” de la población jujeña o el accionar de unos cuantos “rufianes” aislados, como menciona Jamarlli, sino las ansias de lucro de los explotadores que nunca tiene límites, que como mafia organizada goza de toda impunidad y cuenta con cómplices a policías, funcionarios del gobierno y empresarios. Estos participan de las jugosas ganancias que cada mujer representa para ellos: unos diez mil o quince mil pesos por mes.
El libro reconoce a personas con alto riesgo de caer en la Trata a “mujeres audaces en la vida”, aquellas “dispuestas a correr altos riesgos”, argumento que sólo sirve para culpabilizar a las víctimas, como si la vida de esas mujeres fuera solo un juego. Evidentemente es así para la Secretaria de Derechos Humanos de la Provincia, Elizabeth Eisemberg, que en un reportaje a un diario local manifestó: “la información publicada en el libro (…) es totalmente errónea ya que no coincide con las cifras oficiales de la Policía de la Provincia que son sensiblemente menores”[1] y agrega que la mayoría de las personas reportadas como desaparecidas o fugados terminan regresando a su hogar. Eisemberg no solo parece desconocer que la provincia es una de las “mayores proveedoras de mujeres para la explotación sexual”[2] y que forma parte de la “triple frontera” que sirve como circuito o ruta para el traslado clandestino de extranjeros, mujeres, niñas y niños, para su explotación, sino que propone además recurrir a los informes elaborados por la Policía, es decir acudir a una de las instituciones que encubre y retrasa las investigaciones, como lo denunciaron la mamá de Marita Verón, la joven tucumana que se encuentra desaparecida, o los familiares de Florencia Penacchi (también desaparecida) y que además cuenta en sus filas con miles de implicados en las redes de trata. La declaración de la Secretaria de DDHH es también un intento de desalentar a que las familias denuncien esas desapariciones creando en la sociedad una sensación de que cuando se denuncia un caso de desaparición en realidad se trata una adolescente descontenta que se fuga.
El libro también hace mención de los avisos clasificados aparecidos en los diarios El Tribuno y El Pregón de Jujuy, en donde nunca faltan anuncios solicitando “señoritas” para trabajar en lugares alejados, con altos salarios, cumpliendo el rol de intermediarios entre las mujeres y sus explotadores. Los medios de comunicación muestran la prostitución y la trata 'forzada' como algo intolerable y paralelamente, la incentivan y propagandizan, al mostrar a las mujeres como mercancías, como objetos sexuales y al ofrecer servicios de acompañantes, es decir mujeres en situación de prostitución. Los grandes medios de comunicación como cómplices del negocio de la explotación sexual obtienen altos dividendos.
La argentina cuenta con 500 casos de desaparición y secuestro. Durante el gobierno de Cristina K la trata y la explotación aumentaron y se descubrieron talleres clandestinos en donde familias inmigrantes trabajan en condiciones de esclavitud.
Para la autora del libro la solución sería “educar tanto a los que están a cargo del poder de policía, como a los responsables de políticas públicas dentro de los organismos del Estado (…) es necesaria mayor voluntad para proteger a las víctimas”. El ya nombrado decálogo propone “estudiar, practicar algún deporte (…) y algún sistema de defensa personal eficaz, incluyendo el uso de armas cortas de fuego y blancas (…) y orar, siempre, fervorosamente al Creador, para pedirle que nunca haya necesidad de usarlas.”
Sin embargo, nada podemos esperar las mujeres de este Estado que permite que los explotadores se enriquezcan a costa de la venta de mujeres pobres, ni de las leyes que definen a la Trata como delito sólo si la victima mayor de 18 años demuestra que ha sido secuestrada, amenazada o extorsionada. Mucho menos de la iglesia cómplice de la dictadura genocida que defiende a curas violadores de niños y niñas.
Las mujeres en las calles, en los lugares de trabajo y en las facultades debemos exigir el desmantelamiento de las redes de tráfico de personas.
¡Aparición con vida de todas las mujeres y niñas desaparecidas!
¡Juicio y castigo a los proxenetas y todos los implicados en este aberrante negocio!!
¡Exijamos que se vete la ley promulgada por el congreso que cuestiona a las víctimas y encubre a proxenetas y tratantes!
¡Basta que los medios de comunicación incluyan anuncios publicitarios y otras formas de difusión de la prostitución!
Que las mujeres en situación de prostitución, tengan el pleno acceso a la salud y la educación y el derecho a autoorganizarse por sus demandas, pero también que todas tengan la opción de tener un trabajo genuino con un salario equivalente a la canasta familiar.
Esta lucha no debe estar separada de la lucha contra el trabajo asalariado, por una sociedad liberada de todo tipo de explotación y opresión que somete fuertemente a las mujeres trabajadoras.


-------------------------------------------------------------------------------------------------[1] El Tribuno de Jujuy 3/5/08.
[2] Entrevista a Mercedes Asorati en el suplemento “Las 12”.

1 comentario:

elena dijo...

hola soy madre y lei este libro ultrajada cuna jujeña...y lo que quiero rescatar es que la autora fue la primera en gritar una relidad que golpeaba a la sociedad.ELLA FUE LA PRIMERA EN HABLAR;sobre la trata de personas en jujuy estoy eternamente agradecida con Jamarlli.Ahora cuido mucho mas a mi tesorito de 3 años se q si no lo hago el peligro es muy grande..